Por Sergio
Fritz Roa
Howard
Phillips Lovecraft llega
a este mundo el año 1890 en Providence, Estados Unidos. Su vida es la historia
de una reclusión física y ante todo espiritual en la ciudad natal. Sólo en
pocas ocasiones saldrá de Providence a otros lugares, como Boston, Quebec,
Filadelfia o New York; sin embargo, su mente, dotada de una imaginación
excepcional, viajará con prodigiosa celeridad a la Hélade clásica, al Egipto de
los faraones, al planeta Venus, a la aristócrata Inglaterra del siglo XVlll.
Gran
escritor y gran lector, nadie podría negar que su existencia fue la Literatura,
a la cual le otorgaba un valor no apreciable en los abstractos términos
económicos. Sabemos que continuamente reprochó a los editores su labor marcada
por lo que entendía como afán mercantil, cuando en realidad éste no era más que
el legítimo deseo de subsistir en una sociedad metalizada e impuesta. Despreció
a los autores que escribían sólo por fama o dinero. Para él, el arte narrativo
era la más fiel expresión de la pureza de contenidos mentales de su emisor.
Guerrero de causas perdidas, criticó duramente el verso libre, por estimarlo un
ejercicio flojo, no digno de los Poetas.
Su visión acerca de lo que debe ser un hombre mantenía
estrecha relación a la delgentleman, lo que
equivale a decir aquel que mide cada expresión, cada palabra, antes de
proferirla; el ser cultivado que no requiere del trabajo, pues aquello limita
el tiempo para la creación literaria y la manutención de ese clásico oficio de
su venerado siglo XVlll, conocido como arte epistolar. Muchos creen que Lovecraft habría
escrito cien mil cartas, lo cual es muy posible. Algunas de éstas incluso
sobrepasan las cuarenta páginas. En ellas se refería a los más diversos
asuntos, los cuales jamás estaban distantes de la esfera de interés del
caballero que Lovecraft fue:
astronomía, política, técnicas literarias, historia de Roma, poesía griega,
idiomas, ciencias.
Quienes lo conocieron, como Frank Belknap Long y Robert Bloch – ambos escritores consagrados en los
géneros de terror y ciencia ficción – solían referirse a HPL (forma
con la cual sus amistades lo identificaban, y que corresponden a las iniciales
de su nombre) como un ser extremadamente amable, dotado de gran humor, lo cual
parece contraponerse con el mito que ciertos periodistas han querido hacer de
él, y que nos habla de alguien que despreciaba a sus semejantes.
A modo de resumen y para agudizar la comprensión de la
narrativa de H.P.Lovecraft,
podemos decir que ésta puede escindirse de la siguiente forma:
En primer lugar los cuentos de fantasía pura. Allí encontramos
relatos influidos por Lord Dunsany,
uno de los mayores cultores de ese género que los españoles llaman “Espada y
Brujería”, y en el cual se cuenta uno de los mejores amigos de Lovecraft: Robert E. Howard, cuyo personaje Conan el bárbaro es
conocido preferentemente gracias a las revistas de historietas y el cine.
Ejemplos de cuentos lovecraftianos de Fantasía propiamente tal, son, entre
otros, La Nave Blanca, La Llave de Plata y Los Gatos de Ulthar.
En segundo lugar, están los relatos y novelettes de horror numinoso, es decir aquellos
que nos hablan de la espantosa inmensidad del cosmos, de los poderes
nigrománticos que subyacen en extraños lugares del planeta, de civilizaciones
extraterrestres asentadas hace miles de años en nuestra insegura Tierra. En
esta categoría se encuentra lo mejor de la creación de Lovecraft. Por ejemplo, En las montañas de la locura, La sombra sobre Innsmouth, Los
sueños en la casa de la bruja y El llamado de Cthulhu. La visión
pesimista del escritor queda manifiesta en estas joyas del horror, que
incluyen, además, muchos elementos esotéricos y científicos, lo cual confiere
apreciable originalidad respecto a los clásicos relatos de ficción.
En tercer y último lugar, están los relatos que continúan la
línea clásica de terror, entre los cuales hemos de mencionar a Hipnos, Aire Frío, La tumba y Arthur Jermyn.
¿Cuáles serían los tutores literarios de H.P.L? Señalamos de paso a Lord Dunsany.Además es notoria la presencia del espíritu,
pero no del estilo, del británico Arthur Machen:
sus ideas acerca del mundo pagano y la magia causaron vivo interés enLovecraft, quien utilizó ambos elementos en sus
propias creaciones. Por supuesto nuestro autor no pudo abstraerse de la
influencia de ese coloso llamado Edgar Allan Poe,
y cuya existencia y figura nos muestra un claro precedente lovecraftiano. Las
primeras obras del “Genio de Providence”, fueron en cierta manera imitaciones
del estilo de aquel a quien consideraba su Maestro. Tanta fue la admiración de HPL por Poe que le
dedicó un capítulo entero en su breve ensayo El horror sobrenatural en la literatura. Por lo demás
no nos parece extraña esta admiración, si recordamos que el padre del cuento en
su forma moderna o consolidada es Poe,
como también lo es del género policial y del terror psicológico.
Otros escritores que pertenecieron a la galería de favoritos
son Algernon Blackwood,
M.R.James, W.Hope Hodgson, Ambrose Bierce y
su amigo, el poeta y escultor Clark Ashton Smith, quien a su vez hace de HPL uno de
sus autores predilectos.
Entre los méritos de la obra de Lovecraft encontramos
el haber sobrepasado el habitual horror psicológico, humano demasiado humano,
por uno cósmico, existencial. Por algo Fritz Leiber se
refirió a HPL como “Copérnico Literario”, pues Lovecraft desplazó
al hombre del centro de la narración, instaurando a cambio como soberano al
cosmos, y en términos generales o amplios, al ambiente. Esto explica el hecho
que en HPL prácticamente
no encontramos diálogos, sino descripciones de lugares o sucesos. El hombre es
secundario en la literatura de Lovecraft.
Para él lo único importante es mostrar la grandeza aplastante del universo,
sistema filosófico donde no cabe ese fetichismo que hace del hombre el centro
de las cosas, y que se llama antropocentrismo, del cual la revolución francesa
es uno de sus difusores.
Caracteriza además al lenguaje lovecraftiano, si se nos
permite la expresión, una “sobreadjetivación” que orienta el estado anímico del
lector, técnica que hoy suele ser muy criticada, pero que si somos sinceros
incluso se encuentra en autores como Borges, por lo demás un asiduo lector de HPL, y a quien jamás se le criticó tal uso estilístico.
La presencia de elementos tomados del esoterismo ocultista
como del periodismo y la ciencia, confiere a los relatos de Lovecraft un
atractivo difícil de explicar, pero que sin duda conocen sus admiradores. Ese
marco de erudición mítica unida a teorías modernas como las del físico Einstein, genera un ambiente que une conocimiento sagrado
y saber profano. Sería necesario que estudiosos adheridos a la línea inaugurada
por Mircea Eliade realizaran una profundización de los
ciclos míticos lovecraftianos desde una perspectiva de las religiones
comparadas o que utilizaran los criterios orientadores que han dado autores
como René Guénon y Julius Evola.
De los aciertos de su obra, hemos de mencionar un panteón de
monstruos ávidos de poder, y a quienes nada le interesan los hombres, salvo
como meros instrumentos que le permitirán la posterior liberación a través de
la mención de extrañas palabras tomadas de un libro llamado Necronomicon, cuya autoría pertenecería a Lovecraft según
sus propios dichos, pero que para acuciosos o quizá sugestionables investigadores
tendría una existencia real. Estos dioses estarían atrapados muchos de ellos en
lugares terrestres y otros en el espacio, hasta que, obviamente, llegue el día
en que los astros tomen una posición benéfica a su escape.
Azathoth,
Nyarlathotep, Shub Niggurath, Cthulhu, son algunos de quienes componen esta
amenaza alienígena que se retrata en las mejores páginas de HPL, y cuyos impronunciables nombres, sin embargo,
permanecen con inusual adherencia en la mente de los coleccionistas
lovecraftianos.
Conviene referirse ahora a un hecho de gran interés para los
estudiosos de la Literatura Fantástica. En párrafos anteriores nos referimos a
los autores que influyeron a HPL.
Pero, ¿la narrativa de Lovecraft tuvo ecos en otros autores? Diremos
que sí los tuvo, y es más: aun sigue siendo buena fuente para guionistas,
dibujantes, y, por supuesto, escritores. Ya en vida HPL tuvo
admiradores que imitaron sus relatos e ideas para formar lo que podríamos
llamar “Escuela Lovecraftiana”, y que originalmente se vio formado por el
célebre Círculo de Lovecraft,
del cual tantos hablan, y que no era otra cosa que el grupo de amistades
literarias de HPL. Entre ellos estaban los mencionados Robert Howard,
F.B.Long, Robert Bloch y C.A.Smith, como quienes serían sus editores post-mortem: August Derleth y Donald Wandrei. Pero
además se encontraba Henry Kuttner,
autor admirado por Ray Bradbury, marido de otra amistad de Lovecraft, la
cuentista Catherine
L. Moore, como
algunos otros entre los que sobresalen Hazel Heald, Adolphe
de Castro, Robert Barlow y C.M. Eddy, Jr.
Luego se sumarán a estos fans autores
como Joseph Ramsey
Campbell -sin
duda el mejor escritor inglés de horror de la segunda década del siglo XX-, Brian Lumley y
el mismo Stephen King, entre
una cantidad de emuladores imposible de señalar aquí dada su vastedad. Entre
los directores que han tomado los argumentos lovecraftianos para llevarlos al
cine, está el consagrado John Carpenter,
quien es el único entre una pléyade de cineastas supuestamente “lovecraftianos”
que ha tomado en serio los relatos de HPL.
De los dibujantes, recordemos el nombre de uno: Alberto Breccia, quien hizo un trabajo excepcional al
graficar algunos de los cuentos de los Mitos de Cthulhu,
denominación ésta que pretende agrupar los vocablos, divinidades y libros
subyacentes en el horror numinoso y arquetípico urdido por nuestro autor.
Pero no sólo la literatura, el cine, y el dibujo se han visto
transformados por Lovecraft,sino
de alguna manera la escultura y la música, especialmente el rock duro,
el cual ha tomado nombres de relatos o temáticas lovecraftianas para nutrir sus
canciones. Además el mundo del ocultismo se ha valido de la posesión de las
oscuras entidades de HPL para validar sus débiles razones, a la
vez que ha incluido en sus ritos a Cthulhu, Dagon yAzathoth. Sin duda los seguidores de Crowley y La Vey, no desconocen la onírica visión salida
del cerebro de Lovecraft,
a la cual, sin embargo, le han dado, hay que decirlo, una interpretación
demasiado manoseada.
La mente de Howard Phillips
Lovecraft, sin duda, fue un cosmos único, tan maravilloso y
rico en conceptos e imágenes que hasta hoy día, época de prodigiosos adelantos,
nos sorprende. Su habilidad para causar impresiones en un tipo de literatura,
como es la de horror, que exige tanta capacidad al escritor, es notoria y
evidente. En verdad muchos han explorado esta expresión narrativa, pero muy
pocos lo han hecho exitosamente; y es obvio, dado que, al ser fantasía de lo
que se habla, nuestra lógica está predispuesta a negar los hechos mencionados
en las páginas que escépticos leemos.
En este difícil Arte, los nombres de Poe, Machen y Lovecraft sobresalen.
Y nuestro amigo junto al creador de ese onírico poema llamado El Cuervo, disputa
el primer lugar.
(Santiago de Chile, Noviembre de 2001)
Fuente: Tribulaciones Metapoliticas
No hay comentarios:
Publicar un comentario